Publicado por: Emmanuele Paul
Español   | Tiempo de lectura : minutos

 

Un estruendo aterrorizó el hogar de Dayana Yastremska en la noche del miércoles 23 de febrero. Todavía no había cesado el impacto cuando ella, la tenista número 104 del ranquin mundial, fue a buscar a su padre. “¿Papá, qué sonó?”, preguntó con la inocencia de una mujer que por su profesión pasa muy poco tiempo en casa. “Ha comenzado la guerra”, sentenció su progenitor.

Al día siguiente, los medios de comunicación reportaron en Odesa, la tercera ciudad de Ucrania, que los vuelos estaban prohibidos en todo el país. La invasión de militares rusos en la frontera con el gigante euroasiático justificaba la medida. Yastremska, quien debía viajar esa misma tarde con su familia a Francia, para disputar el WTA 250 de Lyon, entró en angustia.

“Mañana te vas con tu mamá y tu hermana”, resolvió Oleksandr Yastremskiy, su padre, ante un vano “Pero no me quiero ir” de Dayana, de 21 años.

 

El 25 de febrero, a primera hora, la familia de la tenista recorrió los 193,33 km que separan a Odesa de la ciudad de Izmaíl, en la frontera con Rumania. Durante los últimos metros, por decisión consensuada, el plan de huida cambió: Dayana e Ivanka, su hermana menor, de 15 años, y también tenista, se irían sin Maryna, su madre.

Ante el temor de la mayor de las Yastremska por estar lejos de la mujer con la que más tiempo ha pasado en su vida, de nuevo fue el papá quien tomó la vocería: “Ustedes tienen que irse, tienen que seguir sus sueños, tienen que construir su futuro y cuidar la una de la otra”. Y así ha sido en los 37 días que han pasado desde entonces.

Una mezcla de energía y concentración

El camino de Dayana Yastremska en el tenis comenzó cuando tenía cinco años. Fue su abuelo quien la llevó a la primera cancha tras ver que la pequeña no podía quedarse quieta en casa. Y aunque el tenis la sedujo desde un principio, su hiperactividad la…

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