
De manera indirecta, el Pentágono respondió al amor del gobierno de México hacia Rusia y la sutil animadversión hacia Estados Unidos con una bomba: el Directorio de Inteligencia militar de Rusia, conocido por su acrónimo GRU, tiene en México el mayor número de espías del mundo. Nunca antes se había dado una declaración de esta naturaleza, que evocó los largos años de la Guerra Fría, particularmente en los 60´s y la primera parte de los 70´s, cuando la Ciudad de México, como Viena y Casablanca, estaba convertida en un campo de batalla entre las superpotencias, que veían a la capital mexicana como una plataforma de operaciones de inteligencia contra Estados Unidos.
En esos años, la CIA tenía a México como la sede de la Estación más grande en el mundo, después de Viena -en ese entonces la puerta de entrada a Europa Oriental-, y los servicios de inteligencia mexicanos trabajaban de la mano de los estadounidenses, con vigilancia permanente sobre las embajadas soviética y sus aliados. Por décadas la atención de los servicios de inteligencia estuvo ocupada en otras regiones del mundo, pero la nueva lucha por la supremacía mundial entre Estados Unidos y la alianza táctica de Rusia con China, ha convertido a México y a varios países de América Latina, en territorios en disputa.
Los coqueteos del presidente Andrés Manuel López Obrador con Rusia han levantado muchas cejas, pero hasta la invasión a Ucrania no se habían cruzado con sus críticas a Estados Unidos y analogías, como censurar la velocidad con la que el Congreso estadounidense aprobó un paquete de ayuda humanitaria a Ucrania mientras ha soslayado la asistencia económica a Centroamérica. Coincidió en la semana con la instalación del Grupo de Amistad México-Rusia que hicieron Morena y su aliado el PT en la Cámara de Diputados, el mismo día que Estados Unidos acusó al Ejército ruso de crímenes de guerra en Ucrania.
En Washington, donde no terminan de descifrar la forma…